«Tienes que comprender que la mayor parte de los humanos son todavía parte del sistema. Tienes que comprender que la mayoría de la gente no está preparada para ser desconectada. Y muchos de ellos son tan inertes, tan desesperadamente dependientes del sistema, que lucharían por protegerlo»
Morfeo a Neo (Matrix)1
Querida alma que esto lees:
No vengo a decirte lo que ya es. ¡Qué soberbia pretensión sería esta! ¡Y qué inútil si fuera cierta! Mis pocas certezas únicamente a mí me pertenecen y a nadie, más que a mí, podrían servir.
En todos los casos, sólo alcanzaría a un simple atrevimiento: intentar mostrarte la posibilidad de la existencia de esa pequeña y oculta grieta en la superficie de este mundo en el que hoy habitas, pues sólo a través de esas sutiles rendijas —casi olvidadas, apenas imperceptibles— es por donde se puede llegar a descubrir las grandes puertas que se abren al Despertar.
Pero, como siempre, deberás ser tú quien rasque y hurgue sobre ella. Deberás ser tú, y sólo tú, quien empuje el pórtico que te separa de este Eterno Conocimiento.
Deberás ser tú quien halle la entrada y, por supuesto, quien decida iniciar el camino cruzando su umbral.
Un camino únicamente tuyo que habrás de recorrer ciertamente solo, pues sólo desde la oscuridad de la propia «sombra»2, se encuentra el rastro de la luz.

¿Y si lo que llamamos realidad no fuera toda la verdad?
¿Y si existiera ese velo… invisible, persistente… que envuelve cuanto nos rodea, adueñándose de nuestros sentidos, moldeando todo aquello que nos parece ver de manera tan real?
¿Eres capaz, alma buscadora, de plantearte la cuestión?
¿Tal vez alguna vez lo intuiste?
¿En una noche de insomnio?
¿En una mirada profunda?
¿En un instante de silencio absoluto?
Sí, tal vez en algún momento así fuera y así lo sintieras.
Sí, alguna vez, podría ser que percibieras que no todo encaja.
Que interpretas un guion que no es el tuyo. Que el mundo es un escenario diseñado por ajenos, sin contar con tu propia voluntad, simplemente para mantenerte en un cómodo sueño sin sentido.
No es cómodo pensar. A veces duele.

¿Lo reconoces ya?
Una red interior de creencias, miedos, hábitos y olvidos.
Un modo de vida desde donde se nos impide —se nos prohíbe— mirar a otro lado que no sea afuera cuando lo esencial siempre está dentro.
Querida alma, bien lo sabes: no vengo a decirte lo que ya es.
No quiero convencerte. Quiero invitarte a reflexionar, a sentir.
¿Y si tu alma recordara algo que tu mente ha olvidado? ¿Y si el despertar no fuera un evento… sino un proceso? ¿Y si esta carta fuera solo el eco de una pregunta que ya habías comenzado a hacerte?
No necesitas responder ahora. Solo deja que la pregunta respire en ti. Déjala que inunde tu ser como el aire llena tus pulmones.
Porque tal vez… solo tal vez… ya has comenzado a ver a través del velo.
Con respeto profundo por tu camino,
Con amor y gratitud por tu valentía.


- Matrix ↩︎
- «La sombra» como concepto acuñado por Carl Gustav Jun ↩︎

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